PSOE: hablen claro, joder


Elecciones europeas, auge de los radicalismos, de los populismos, de las demagogias, de la histeria, fin del bipartidismo... Llámelo X.

El caso es que algo se menea en los escalafones más bajos de la sociedad, puede que demasiado lejos de los lujosos salones del poder, la "casta" que diría aquel, pero cualquiera que haya leído un poco de historia sabe que los seísmos de las capas bajas siempre, siempre, acaban sacudiendo a la superficie, tarden lo que tarden.

El seísmo de estas últimas elecciones ha sacudida a la familia socialista para animarla a hacer lo que debería haber hecho hace dos años, en el Congreso de Sevilla, donde se iba a cambiar nada para que no cambiase todo. Esta tardanza es comprensible, ya que en los Audis y BMW oficiales el sonido de la calle queda muy amortiguado y no puedes escuchar el clamor de la calle. Porque la calle, otra cosa no sé, pero clara y ruidosa es un rato largo para cualquiera que pise el metro de vez en cuando o tenga que contar las monedas cada mes para decidir qué dejar fuera de la cesta de la compra. Por eso me resulta triste, tragicómico diría, contemplar cómo los buenistas políticos del PSOE salen en la tele tratando de imaginar, de interpretar, lo que para ellos son cacofonías de abajo de las que solo sacan una conclusión: algo debemos de estar haciendo mal porque no nos vota. ¡D'oh! ¡No jodas!

Si a estas alturas el PSOE cree que la gente no les traga porque no son cercanos, porque no abren sus listas al sufragio universal, son más tontos de lo que creía o están más amordazados por el sentido de Estado de lo que les gustaría. A estas alturas a la gente se la trae al pairo sus listas y sus nombres, sus métodos y sus medidas, porque al final lo que queda son hechos: la renuncia explícita de Zapatero al socialismo "me cueste lo que me cueste", la modificación de la constitución (nada menos) con estivalidad y alevosía para apaciguar a nuestros acreedores antes que a los ancianos sin recursos, los escándalos locales de corrupción, la disciplina de partido, el y tú más...

De verdad creen que clamando a los cuatro vientos que son conscientes de que la están cagando la gente se va a apiadar de ellos devolviéndoles un voto que ellos han prostituido, dando palos de ciego, corriendo como pollos descabezados, tirando de renovaciones orgánicas y estrategias internas antes que lo que todo el mundo desea: la depuración radical.

Puede que suene un poco extremo, pero el PSOE mejor que nadie debería saber que su electorado no está compuesto por zombis que tragan con cualquier dogma de fe, que para eso ya están los otros, sino con gente que cree en unos valores sociales y democráticos que el poder ha ido desgastando a este partido. Y cuanto más lo intentan, más se siente insultada la ciudadanía al percibir que su pelea se limita a un cambio de caras (sic) en el seno del partido. Pero es que la ocasión la pintan calva: hablar claro, decir la verdad. Y eso implica decir si te vas a presentar a las primarias o no cuando te hacen la pregunta directa en vez de recurrir a las manidas fórmulas del "haré lo que me pida el partido". ¿Y quién es el partido? ¿La ejecutiva, la militancia, los simpatizantes, los felipistas, los renovadores? Hablen claro, joder, no es tan difícil... O sí, si te has pasado las últimas décadas comunicándote con tus semejantes con el eufemismo, la táctica y la mercadotecnia política.

Alguien debe de haber en el PSOE que sepa que, para empezar a enderezar el paso, hay que empezar por cosas tan simples como hablar claro y responder a las preguntas sin buscar los cerros de Úbeda, devolver la dignidad al Parlamente siendo los primeros que rompan el círculo vicioso del "y tú más" o reconociendo los errores antes de que te los ponga ante las narices un medio de comunicación. Llevará años, puede que décadas, purgar toda la mierda acumulada en años de concubinato con el poder, pero cuanto antes empiecen, antes puede que recuperen la credibilidad y alejen el serio riesgo de desaparecer del mapa político.

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  1. El PSOE se desangra por una herida abierta en el costado izquierdo la dos pasadas Legislaturas. No hacen más que repetirse, cual mantra para dormir mejor por las noches, las "conquistas" sociales conseguidas en aquellos siete años: que si la (discutible) Ley de Paridad, que si las bodas gays... que si Irak.

    ¡Irak! Todavía me acuerdo como Zapatero sacaba la victoriosa bandera de la retirada de las tropas de Irak hasta en el segundo Debate (monólogo) sobre el estado de la Nación de la segunda Legislatura: "yo saqué a las tropas de Irak" decía. Todo un reflejo de lo que fue su política: una "nada" muy bonita, aupada por un momento engañosamente bueno, en el que simplemente se montó al tren del crecimiento económico fácil y no hizo nada para prevenir lo que se venía encima... "las tropas de Irak", otro mantra que quería vendernos como si valiera para ocultar la negación sistemática de la hoy conocida como Gran Recesión.

    Zapatero reaccionó tarde, mal y traicionando, no solo a sus votantes, sino al más profundo ideario socialista con el primero de los "ajustes" económicos y, más tarde, con la explícita alianza con el PP para modificar la Constitución. Eso los socialistas van a tardar mucho, mucho tiempo en perdonarlo...

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    1. Estoy bastante de acuerdo. Bien es cierto que bajo el mandato de Zapatero se produjeron grandes avances en el Estado del bienestar, pero, como dices, aupado en un crecimiento económico que le venía dado. De hecho, simplemente se dejó llevar. Pero, por otro lado, no olvidemos su reforma de la Constitución y la aprobación de la reforma del régimen fiscal de las SICAV el mismo día que se aprueba el matrimonio gay. Y siguen pensando que es un problema de sintonía con la ciudadanía. Qué obtusos, por los dioses...

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