Un historiador indeciso

Y sí, inauguro una nueva etiqueta en esta casa, pero bueno, nada especial ¿eh? En los tiempos que corren esto del ánimo es pasajero, unos días está arriba del todo y otros en los abismos más profundos. Pero... ¿eso no pasa siempre? ¿en todas las épocas? ¿a todo el mundo? Pues ni idea oye, yo sólo sé lo que me pasa a mí y bueno, yo soy una montaña rusa últimamente.



Pero esta entrada también podría entrar en la categoría de "Sociedad", porque no resulta difícil imaginar que muchas personas se podrán sentir identificadas con lo que estoy diciendo. Es ese sentimiento de negatividad necesaria, más que otra cosa. Mira que yo siempre me he considerado realista  más que pesimista, pero en los últimos tiempos me doy cuenta que me he pasado al lado oscuro. Por un día que puedo ver la luz al final del túnel hay cuatro que son plena oscuridad. 

Además, los días que empiezan con positivismo suele ser por causas más que nada circunstanciales: que un amigo haya encontrado trabajo, que el día anterior vieras el último capítulo de tu serie favorita, que por la noche tengas fiesta con tus amigos y/o tu pareja, que el fin de semana tengas un planazo de la leche, etc. Hay pocas opciones de ascender en la vida, más que marchándote a otro país o teniendo una combinación ajustada de trabajo y suerte... sobretodo suerte. 

Y mirad, está claro aquello de Fortuna Iuvat Audaces y todos los latinajos que quieras implicar en la ecuación, pero la suerte sigue siendo eso, suerte, azar, probabilidad. Puedes poner de tu parte para que la suerte te favorezca un poco más de la cuenta, pero al fin y al cabo, tu destino acaba en las caprichosas manos de alguien con más frecuencia de la que sería conveniente en un estado de derecho.



Aunque suene a libro de autoayuda, creo que debemos tener un par de cosas claras... a pesar de que la oscuridad imperante te ciegue. Tus propias aptitudes siguen siendo tuyas, tu capacidad para sobrevivir está por encima de todo y si te estrujas el coco seguro que algo bueno sale. No nos tenemos que conformar con lo que tenemos, a pesar de los tiempos que corren. Hay que combinar consecuentemente el riesgo con la seguridad y acabar encontrando la cuadratura del círculo puede ser algo más sencillo que todo lo que acabo de decir. 

No hay que darle alas a la indecisión, de eso estoy seguro, hay que intentar luchar por aquello por lo que quieres tener y contra aquello que quieres alejar de tu vida. Paso a paso podemos construir un mundo nuevo, o al menos intentarlo, ya que no creo que los que nos dirigen nos dejen cambiar ni siquiera una coma de alguna de sus múltiples, ineficaces, inútiles y abusivas leyes. 

Así que fuerza, estamos ya a mitad de semana y el juego no ha hecho más que empezar. 

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