Reducción al absurdo

Últimamente la política está muy interesante. No sé qué filósofo decía que el hombre es un animal político y en estos últimos tiempos lo hemos estado comprobando en cada telediario, en cada programa que tiene una tertulia en la que se invita a un político. El clima de politización de la población se suele dar en momentos de crisis, cuando a cada persona le empiezan a tocar mucho «lo suyo» y entonces empiezan a cabrearse. Está bien que aunque sea por eso, la gente despierte.

Y a pesar de que la gente cada vez está más «despierta», las viejas prácticas siguen dando coletazos desesperados por mantenerse a flote. A veces lo intentan de forma más elegante que otras, pero los políticos de este país siguen aferrados a sus conductas. 

Por suerte vamos reaccionando, como por ejemplo poco después de las elecciones, la señora Esperanza Aguirre, alcaldable de Madrid, parecía una niña pequeña intentando pactar con quien fuera para conservar aunque fuera una pequeña porción de poder. Luego iba diciendo a quien quería escucharla que se habían malinterpretado sus palabras y no sé qué cuentos más que a poca gente convence ya. La señora Aguirre despreció repetidamente la inteligencia de la ciudadanía y mostró su verdadera cara, la cara de alguien que ansía el poder sobre todas las demás cosas (incluso por encima de esos ideales que se esfuerza en poner sobre la mesa en casi cada entrevista).

Por otro lado en Barcelona también se vivió algo propio de la época de la Restauración Borbónica, una simiente de pacto entre algunas élites financieras de la ciudad y el anterior alcalde Trias. Este lo negó hasta el último momento, pero tampoco engaña a nadie. Otro que quería quedarse con el poder más absoluto en términos municipales. Podíamos seguir hablando de alcaldes y Valencia no sería un sitio menor para detenerse, pero quiero tocar otro tema antes de cerrar el post.



Para terminar, la realidad de la política se filtra cada vez más en el imaginario de la gente. Desde personas que utilizan constantemente el «y tú más» para defender o atacar a una u otra formación política, hasta cierto sector de la población que sólo ve problemas cuando son los demás los que cometen lo que podría llamarse «fallos». Y hablo del señor Guillermo Zapata, que ha tenido que crearse una cuenta nueva de Twitter para no acabar dañando más la candidatura de unidad popular de la cual forma parte. Los chistes que este hombre escribió en la red social del pajarito me parecen de mal gusto (aunque algunos yo mismo los haya repetido y reído), no sé hasta qué punto merece una dimisión, pero como mínimo induce a pedir disculpas, cosa que ya ha hecho. 

¿Por qué se censuran tan duramente unos cuantos chistes de muy mal gusto y, sin embargo, se dejan sin siquiera mirar afirmaciones horribles hechas totalmente a conciencia? ¿Acaso no nos acordamos de lo que piensan algunos sobre los muertos en las cunetas? ¿O sobre aquello de que se jodan los parados? ¿O las chicas que supuestamente tienen los superpoderes de hacer que te metan en la cárcel si te metes con ellas en un ascensor? Guillermo Zapata la cagó al publicar esos twetts si pretendía trabajar en el sector público, me parece loable que haya dimitido. La gente no es tonta y se está dando cuenta de que muchos otros han hecho mucho más que esto y no sólo siguen en sus puestos, sino que a algunos los han mandado con un jet a Bruselas para que molesten allí.

A nadie engaña ya nadie. Todos sabemos de qué pie cojea la gente de arriba y vamos a salir más preparados si cabe para hacer frente a argumentos repletos de falacias, demagogias y supuestas verdades universales. Un profesor mío de lógica decía que cuando reducías algo al absurdo podías presuponer que cualquier argumento era válido. Estamos a menos de medio año de acabar de reducirlo todo al absurdo y de nosotros depende establecer el argumento que queramos después. 




Relacionado

Sociedad 7792254068855214528

Publicar un comentario

emo-but-icon

Candente

Aleatorio

Comentan

podcast ep.04

Te gustamos

Te respondemos

Compañeros

Escríbenos

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

item