Nos la dan con queso

Cuántas veces habré escuchado en los últimos tiempos, es más, cuántas veces yo mismo habré dicho aquello de: somos un país de pitos y pandereta. O como sea el dicho. Porque a ratos pienso que tenemos lo que nos merecemos, que si nuestros presidentes y gobernantes son un atajo de incompetentes y simiócratas es porque nosotros somos un atajo de vagos y maleantes, gente a la que la productividad se la suda mientras tenga dos o tres pagas extra al año y pueda irse de vacaciones al chalet con piscina que tiene cerca de la playa.

Porque cuando estamos en la tranquilidad del hogar todo da igual, la prima de riesgo es algo lejano en los telediarios de las 21h, la bajada del IBEX 35 nos resulta algo cotidiano, que países teóricamente menos desarrollados chuleen a nuestras empresas, algo banal, total, seguro que se lo merecen. En resumidas cuentas, no somos un país de vagos y maleantes o de pitos y pandereta, somos un país de golpe en el pecho y cerveza para celebrarlo.



Puedo entender que llevemos 400 años a la cola de Europa, es normal que los incipientes estados europeos nos cogieran tirria después de gobernar medio mundo durante... ¿un siglo? ¿dos? Pero eso a la hora de la verdad da igual, no nos podemos apoyar en un nacionalismo histórico desdeñable y anacrónico, nos tenemos que centrar en que somos un país con un índice de universitarios brutalmente elevado que, sin embargo, trabajan en Zaras, librerías, Mangos, McDonalds, Pans&Co, Burger Kings, etc. Somos un país que merece la pena estafar. Yo veo que la mitad de los universitarios de un país trabajan totalmente infravalorados, que el jefe del estado se pira a tomarporculolandia a cazar elefantes por el bien del petróleo, que los jefes de las empresas son unos ineptos, que la juventud tiene fama de beber y salir de fiesta sin importarle nada más... y bueno, no tendría una buena opinión.

Pero da igual, en realidad nada importa excepto el día a día. Cuando una parte de tu empresa tiene que cerrar y compañeros que hasta hacía pocas horas eran tuyos ahora están en la puta calle y sin un duro, seguramente teniendo que esperar meses a que algún organismo estatal les amortice lo que la empresa no les ha podido pagar. Eso es un drama. No creamos empleo, seguimos y seguimos destruyéndolo. Y los dramas que cada día afectan a más empresas se siguen reproduciendo como los bolets en las sierras catalanas. Y así seguimos. Inmutables. Nos la dan con queso en todo, pero seguro que la semana que viene... no se habla de otra cosa que del Barça-Madrid

En esencia da igual. Se exige al trabajador lo que el empresario no ha sabido hacer con una buena gestión. Tenemos que dar el máximo de nuestras fuerzas y un poco más por el bien común, pero en realidad es por el bien personal. También entiendo que incentivar la productividad así acaba siendo contraproducente, Pero, como digo, da igual, lo importante aquí es que saldremos del acantilado pero caminaremos decididamente hacia otro.

El sistema capitalista no va a prevalecer eternamente, como no lo ha hecho ningún otro sistema político –excepto la monarquía–, así que habrá que esperar a que la siguiente crisis nos joda tanto que el platillo se caiga al suelo en vez de tambalearse vertiginosamente. 

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